TASMANIA! Hobart
Día de madrugón, levantarse a las 5 de la mañana para coger el avión a Hobart, capital del estado de Tasmania. A la media hora de vuelo han comunicado un problema en el avión con lo cual hemos tenido que regresar y aterrizar en Melbourne. La verdad que ni me había enterado porqué llevaba los auriculares puestos. Menos mal, que si no me veo pasando un mal rato pensando que no se cayera el avión... En Melbourne hemos esperado una hora y nos han puesto otro avión para que podamos salir cuanto antes. Tanto madrugar y al final he llegado a Hobart sobre las 12 de la mañana!
Tasmania o Tassie, como la llaman los australianos de forma cariñosa, tiene vastas extensiones vírgenes y deshabitadas, naturaleza en su estado más puro, abundante fauna, exquisita comida y deliciosos vinos, así como un próspero panorama artístico y una fresca modernidad urbana aunque conservando los rasgos de su historia colonial.
Mi primer objetivo es buscar un alojamiento y luego plantearme y organizarme para ver cómo voy a visitar la isla. Las opciones son: Tour con agencia, alquilar un coche e ir por mi cuenta (parece ser la mejor opción) o bus aunque esta no es la mejor alternativa porque en Tasmania la mayoría de lugares a visitar son parques nacionales, playas recónditas y pueblecitos perdidos en medio de las montañas. Para averiguar más que hacer me dirijo al centro de información turística, donde me he quedado sorprendida de los bien organizados que están. Básicamente con diez minutos uno puede tener planificada toda la ruta, aunque en mi caso me sigue faltando el transporte…. “No worries” (como dicen los australianos) porque tengo un par de días para pensar que hacer, así que hoy voy a aprovechar para conocer una poco Hobart, la segunda ciudad más antigua de Australia y la capital más meridional que descansa en la falda de las colinas del monte Wellington.
Me decido por pasear por el Waterfront y luego pasar la tarde en el Battery Point, un bonito barrio lleno de callejuelas y casitas de campo del s. XIX de estilo colonial.
De vuelta al alojamiento me he pasado por un par de hostels más y he mirado en la tabla de anuncios donde he encontrado varios escritos de gente que busca más personas para compartir coche o caravana. Me he decidido a enviar un par de mensajes, uno a una pareja francesa y el otro a un americano.
Es increíble porque este sistema ha sido más rápido de lo que creía. A las ocho de la noche ya tenía respuesta y el viaje organizado. Mañana a las nueve me recogen los franceses y de momento empiezo la ruta con ellos. Parece que ha habido suerte…
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